La noche ha sido cálida, tranquila, envuelta en los sonidos relajantes del campo. A través de la ventana aún medio dormidos, respiramos el aire fresco que caracteriza el amanecer, pronto, los gallos del vecino cumpliran como todas las mañanas con su papel de despertadores, y después, un nuevo día comienza para vivirlo de la manera más autentica que ofrece esta isla de Ibiza, desde el pueblo de Sant Agustí des Vedrá.